En el entorno empresarial, la gestión de riesgos es una pieza fundamental para el éxito y la sostenibilidad de una organización. Dentro de esta gestión, un aspecto crucial es el riesgo de terceros.
Este tipo de riesgo se refiere a las amenazas y vulnerabilidades que surgen de las relaciones comerciales con tercero, como por ejemplo los proveedores o los socios. Comprender, gestionar y mitigar estos riesgos es crucial para blindar la reputación, las finanzas y la supervivencia de una organización.
¿Por qué es importante la gestión del riesgo de terceros?
La manera en que el riego de terceros afecta a las organizaciones es muy variado, desde pérdidas financieras hasta daños en la reputación. A continuación, reflejamos algunas razonas por las que es importante gestionarlo:
- Reputación: las acciones que desarrolla un tercero pueden verse reflejadas en la reputación de una empresa. Por ejemplo, si un proveedor explota a menores, esto puede manchar la reputación de la empresa que lo contrató.
- Pérdidas financieras: problemas con terceros, como la quiebra de un proveedor clave, puede generar interrupciones costosas en la cadena de suministro.
- Cumplimiento legal y regulaciones: Los terceros pueden ser también un riesgo de cumplimiento normativo. Si un socio incumple leyes o regulaciones, la empresa que lo contrato podría enfrentarse a consecuencias legales.
Tipos de riesgos de terceros
Cómo evaluar y gestionar los riesgos de terceros
- Identifica a los terceros críticos. Es decir, determina cuáles son los terceros que tienen un impacto relevante en las operaciones de tu organización, en la reputación o en las finanzas.
- Haz una investigación exhaustiva antes de empezar una relación comercial con un tercero. Esta investigación puede incluir revisiones de los antecedentes, evaluaciones de cumplimiento, análisis financieros, entre otros.
- Establece contratos sólidos. Asegúrate de que los contratos contengan cláusulas claras sobre responsabilidades, estándares de calidad, medidas de seguridad y procedimientos en caso de incumplimiento.
- Haz una monitorización continua. Hacer una investigación inicial no es suficiente, ya que su situación financiera, operativa o de cumplimiento puede cambiar en cualquier momento.
- Por último, desarrolla planes de contingencia para manejar los diferentes escenarios de riesgo que se pueden presentar, como la transición a nuevos proveedores en caso de que un tercero crítico falle.